sábado, 4 de julio de 2009

Siete minutos

Acabo de ver la película Siete minutos en el cine... Lo primero que piensa todo el mundo es que puede llevar a una persona a acudir a una de estas citas rápidas. La respuesta se viene explicando en el transcurso de la película. La soledad. A lo mejor hay personas que se llevan las manos a la cabeza y dicen lo típico de yo nunca haría algo así o cómo se te ocurre ir a una cita de estas.

Es bien sencillo, uno se ocupa de actividades, de hobbyes, disfruta de todos los momentos, pero... está solo. Hay una escena de la película que lo representa muy bien, una chica de las que acuden a la cita está por la noche en casa sola tomando un sandwich con la compañía de su televisor, se le caen lagrimones, llaman por teléfono y resulta que es de una compañía telefónica con una oferta de esas que nos tienen aburridos. Cuelga con rabia y sigue llorando, comiendo y viendo la tele.

Hay personas que eligen la soledad, y chapeau por ellas, pero hay personas que la soledad nos ha venido impuesta sin la más mínima conversación, de una forma humillante y esa es como una losa. Yo quiero compartir mis momentos, quiero saber que puedo hablar con alguien, quiero poder no planear un fin de semana, quiero hacer cena para dos y quiero poder utilizar todos los 2x1 que ofertan... y es que la sociedad está hecha para dos personas.

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