lunes, 9 de marzo de 2009

El árbol de los amigos

Puede que hoy esté un poco más sensible o ñoña, como queráis denominarlo. He recordado este cuento sobre los amigos simbolizado en un árbol. Algunas hojas no caen nunca, otras van cayendo aunque en un momento determinado parecen imprescindibles en el árbol. Unas duran más, otras menos... es así. El apoyo de padres y hermanos fundamental para seguir siempre adelante, amistades que continúan con el paso de los años, amistades con fecha de caducidad, amistades que caen del árbol y duele que esas hojas caigan, amistades que se convierten en un amor que pueden producir tanto dolor que no la hoja, sino la rama se rompa y tarde mucho en salir otra rama de nuevo...
Sin duda todas dejan huella, de una manera o de otra, porque todas han formado parte de ese árbol personal que todos tenemos.

EL ARBOL DE LOS AMIGOS

Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices, por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.
Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, mas otras apenas vemos entre un paso y otro.
A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.

Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos.
El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá, que nos muestra lo que es la vida.
Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.
Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.

Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino.
A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.

Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces es llamado un amigo enamorado.
Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.
Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas.
Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.

Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones.
Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría.
Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.

Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad. Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.
Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrán de los que no nos dejarán nada.
Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.

Jorge Luis Borges

1 comentario:

  1. Nunca olvidaré cuando me dijiste aquello de que "hay personas que están de paso en nuestra vida, que fueron importantes en un momento determinado pero que no tienen por qué serlo siempre"... efectivamente, cada uno cumplimos nuestra función y según qué hoja seamos tendremos un camino u otro. Yo espero ser de las perennes en tu árbol ;-). Un beso enorme.

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