lunes, 23 de marzo de 2009

Momentos


Siempre he pensado que la felicidad son momentos, instantes que debemos estrujar para sacar todo su jugo. La alegría de la que habla Neruda “a veces ráfaga quebradiza”, la alegría que en algunos momentos apartamos quizás porque nos guste regodearnos en lo que nos va mal. Todos lo hacemos, y hasta que no estamos bien saturados del flagelamiento al que nos sometemos no somos capaces de mirar hacia arriba y tirar hacia delante.

"Los antiguos poetas
me prestaron anteojos
y junto a cada cosa
un nimbo oscuro
puse,
sobre la flor una corona negra,
sobre la boca amada
un triste beso.
Aún es temprano.
Déjame arrepentirme.
Pensé que solamente
si quemaba
mi corazón
la zarza del tormento,
si mojaba la lluvia
mi vestido
en la comarca cárdena del luto,
si cerraba
los ojos a la rosa
y tocaba la herida,
si compartía todos los dolores,
yo ayudaba a los hombres.
No fui justo.
Equivoqué mis pasos
y hoy te llamo, alegría."


Y cuando somos capaces de ver todo lo maravilloso que tenemos alrededor, de comprender que todo sigue, que a nuestro lado hay gente que siempre está dispuesta a reír con nosotros cuando lo necesitemos, a llorar cuando haga falta, a darnos un abrazo cuando nos sintamos más sensibles, de disfrutar de un buen libro, de aprovechar esas horas de sol cuando todavía es tiempo de frío, de expresar nuestras emociones, de enternecernos y llorar ya sea con un concierto, con una película, con un ballet o con un anuncio o porque queremos...

"Hoy, alegría,
encontrada en la calle,
lejos de todo libro,
acompáñame:
contigo
quiero ir de casa en casa,
quiero ir de pueblo en pueblo,
de bandera en bandera.
No eres para mí solo.
A las islas iremos,
a los mares.
A las minas iremos,
a los bosques.
No sólo leñadores solitarios,
pobres lavanderas
o erizados, augustos
picapedreros,
me van a recibir con tus racimos,
sino los congregados,
los reunidos,
los sindicatos de mar o madera,
los valientes muchachos
en su lucha."


Entonces, los días que todo esto es favorable:

"Voy a cumplir con todos
porque debo
a todos mi alegría.

No se sorprenda nadie porque quiero
entregar a los hombres
los dones de la tierra,
porque aprendí luchando
que es mi deber terrestre
propagar la alegría.
Y cumplo mi destino con mi canto."

1 comentario:

  1. De los 3 momentos que has elegido el único que no comparto es el primero... no todos nos regodeamos en nuestras miserias (afortunadamente) ni a todos nos gusta flagelarnos, no... símplemente resurgimos de nuestras cenizas cuando caemos como el Ave Fénix. Besos. Me gustan tus otros momentos ;-).

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