domingo, 21 de diciembre de 2008

Itaca

Hace un tiempo, alguien que conocí me envió este poema de Konstanti Kavafis. Me sorprendió su sensibilidad y alabé su buen gusto literario. Ojalá un día todos comprendamos nuestra ítacas. Probablemente esa persona nunca encuentre este sitio, y probablemente ni se acordará de que lo envió, pero significó mucho para mí. Desde aquí: Gracias, donde estés.

ITACA
Cuando emprendas el viaje hacia Ítaca
ruega que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
A los Lestrigones, a los Cíclopes
o al fiero Poseidón, nunca temas.

No encontrarás trabas en el camino
si se mantiene elevado tu pensamiento y es exquisita
la emoción que toca el espíritu y el cuerpo.
Ni a los Lestrigones, ni a los Cíclopes,
ni al feroz Poseidón has de encontrar,
si no los llevas dentro del corazón,
si no los pone ante ti tu propio corazón.

Ruega que sea largo el camino.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que - ¡con qué placer! ¡con qué alegría!
entres en puertos nunca antes vistos.
Detente en los mercados fenicios
para comprar finas mercancías
madreperla y coral, ámbar y ébano,
y voluptuosos perfumes de todo tipo,
tantos sensuales perfumes como puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
para que aprendas y aprendas de los sabios.

Siempre en la mente has de tener a Ítaca.
Llegar allá es tu destino.
Pero no apresures el viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que ya viejo llegues a la isla,
rico de todo lo que hayas ido guardando en el camino
sin esperar que Ítaca te dé riquezas.
Ítaca te ha dado el bello viaje.
Sin ella no habrías aprendido el camino.
No tiene otra cosa que darte ya.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado
sabio como te has vuelto con tantas experiencias,
habrás comprendido lo que significan las Ítacas

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