lunes, 22 de diciembre de 2008

La función del lector

La función del lector

Cuando Lucía Peláez era muy niña, leyó una novela a escondidas. La leyó a pedacitos, noche tras noche, ocultándola bajo la almohada. Ella la había robado de la biblioteca de cedro donde el tío guardaba sus libros preferidos. Mucho caminó Lucía, después, mientras pasaban los años. En busca de fantasmas caminó por los farallones sobre el río Antioquia, y en busca de gente caminó por las calles de las ciudades violentas. Mucho caminó Lucía, y a lo largo de su viaje iba siempre acompañada por los ecos de los ecos de aquellas lejanas voces que ella había escuchado, con sus ojos, en la infancia. Lucía no ha vuelto a leer ese libro. Ya no lo reconocería. Tanto le ha crecido adentro que ahora es otro, ahora es suyo.

Eduardo Galeano - El libro de los abrazos

1 comentario:

  1. Nena,
    me encanta la idea que has tenido!
    Mucho ánimo en esta aventura que seguro te va a venir genial para expresar todo lo que llevas dentro, que es mucho y especial.

    Un beso gordo,

    alguien que te quiere (de la tierra pero un poquito lejos)

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